Kike Figaredo: XX Aniversario como Prefecto Apostólico de Battambang

El aniversario de los veinte años de Prefecto Apostólico de Kike Figaredo ha llegado con ilusión y alegría a Battambang el 2 de julio de 2020. Desde sus inicios en el año 2000, Kike ha estado repartiendo sillas de ruedas y brindando acompañamiento a aquellos que más lo necesitaban. No son pocas las dificultades con las que se ha encontrado, pues la realidad es más grande que los sueños, pero su incuestionable dedicación y empeño son todavía mayores.

Aunque los roles y las responsabilidades son modelados por el tiempo, aún podemos verle disfrutar de lo que más le gusta: estar con la gente. Una semana antes, se encontraba en Kampong Chhnang visitando a una niña con discapacidad física que se encuentra en el proceso de admisión de nuestro centro de acogida Arrupe.

El evento del aniversario ha aportado luz a las vidas de la comunidad de la Prefectura en estos momentos tan complicados. Un momento de reunión en la distancia, donde viejos compañeros han podido encontrarse después de mucho tiempo.Comenzó la mañana con un minitorneo de fútbol en el recinto de la Prefectura, y como guinda del pastel se disputó un partido entre el equipo de “Lokpoks” (sacerdotes) y el “Kanákamaká” (responsables de actividades de pastoral) de Battambang, y el primer equipo fue vencedor.

No faltó la presencia de amigos de Cáritas Camboya, los diversos proyectos, empresas sociales, casas de acogida y antiguos trabajadores/estudiantes que se reunieron para disfrutar del momento. Además, contamos con un mercadillo solidario con el puesto de la tienda Pet Yiey Chi, el puesto de Cáritas y el puesto del Café Yiey Ath.

Por la tarde, los feligreses llenaron la parroquia de Battambang con sus mascarillas y manos limpias. Con la presencia de 23 sacerdotes llegados de diferentes provincias de toda Camboya, se ofició una misa con gran significado, donde a su vez se ofrecieron plegarias por el fallecimiento de Ana María Alvargonzález, madre de Kike.

El Padre Totet hizo una homilía cargada de anécdotas, las niñas de las diferentes casas de acogida realizaron cuatro bailes tradicionales con suma delicadeza, y dos de los miembros más antiguos del Kanákamaká nos regalaron unas palabras preciosas sobre la huella que Kike ha dejado tras su paso por la Prefectura. Como comenta Om Prañá, “sabemos que su casa también está aquí, con nosotros”.