Channy, Phirum y Chivoan

La semana pasada tuve la inmensa suerte de ir de pueblos en la zona de Banon con Phally, Theara y Javichín, tres persona del equipo del centro Arrupe que trabaja en los pueblos remotos ayudando a quienes sufren discapacidades. Este equipo que llamamos en camboyano “krom cho tau phum” (el equipo que se levanta y va a los pueblos) o en inglés “outreach team”, esta formado por 12 personas, de los cuales 3 son mutilados de mina. Este grupo es uno de los motores principales de nuestra acción desde centro Arrupe. Y no puede ser de otra manera porque son los que conocen la realidad de las personas con discapacidad “in situ” en donde viven y en su lugar de origen.

Los equipos de “out reach” visitan regularmente y acompañan a las personas con discapacidad en su lugar. Apoyándose de la comunidad local y de sus familias intentan dar respuesta a los retos que nos plantean sus necesidades vitales y básicas muchas veces no cubiertas.

El equipo ofrece apoyo a las personas con discapacidad en varias vertientes integradas en un objetivo: rehabilitación e integración de la persona en la comunidad. Los aspectos de educación, vivienda, higiene, rehabilitación física, mínimo de seguridad alimenticia y salud, participación en la comunidad, son aspectos que nuestro seguimiento realiza de una manera sistemática con visitas regulares.

El otro día el grupo de “out reach” se dividió en 3 grupos para hacer visitas a personas con discapacidad en tres zonas diferentes. Con mi grupo visitamos tres personas: Channy, Phirum y Chivoan. Tres personas muy especiales. Los tres chicos, y en sillas de ruedas. Los tres con discapacidad en ambas piernas y brazos, ninguno de mina antipersonal, pero los tres con diferentes disfunciones de movimiento y parálisis diferentes.

La primera visita fue en el campo en una zona apartada de la población. El encuentro con Channy fue en su casita de bambú, madera y paja. Allí vive con su hermana Ho. Fue una meditación para conservar toda la vida. Una inmersión en la soledad de este pobre chico de 21 años que vive en una pequeña choza de madera y paja. Su hermana mayor Ho, que ha estudiado costura, tiene una máquina de coser pero está todo día en las labores del campo trabajando la huerta y le queda poco tiempo para coser y cuidar en casa de su hermano. Pero ella es la que le baña, cocina para los dos, ella le da de comer. Por otro lado es Ho el contacto de Channy con el mundo. En nuestra visita además  de saludarle y tener una pequeña conversación le llevábamos un saco de arroz de 60kg que Javichín cargó a sus hombros saludablemente hasta su casa. 

El aspecto de Channy no era el más limpio cuando llegamos. Estaba escuchando la radio que sabe accionar con una destreza increíble a pesar de sus limitaciones físicas. Aprovechamos a limpiar manos, brazos y pies, cortar uñas,… con una agua limpia y cristalina, y unos limones que nos trajo Ho de la huerta. Todo me recordó poderosamente el capítulo 13 del evangelio de San Juan. Fue como una pequeña liturgia del jueves santo en el lavatorio. Channy nos agradeció todo con una inmensa sonrisa y con unos ojos luminosos nuestro pequeño baño improvisado de lavatorio de piés, manos y manicura. Y sus pocas palabras, más significativas que cualquier larga conversación que pudiéramos tener, nos dió a entender que nuestra presencia era fuertemente valorada. Channy es incapaz de mantener una conversación y salir del “si”, “no” o alguna expresión corta en la que comunica sus sentimientos, pero según vamos entendiendo es más por lo aislado que ha crecido que por discapacidad. 

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La segunda visita fue a la orilla del río “Steng Songkae”. Phirum es un chico de unos 18 años. En su silla de ruedas nos recibió con una sonrisa amplia y generosa. Phirum sufre de parálisis cerebral y los cuidados de toda su familia especialmente de su madre le interaccionan de tal manera que es una persona que se relaciona saludablemente con todos. Íbamos a visitar principalmente para recoger su silla de ruedas y llevarla a reparar al centro Arrupe. El mes que viene Phirum y su madre vendrán a la consulta de Cáritas en el centro Arrupe donde vienen cada dos meses para la estimulación de Phirum. Es la consulta regular que le ayuda a tener la medicación apropiada y los padres aprenden a seguir haciendo a Phirum más independiente y tener mejor salud. 

Esta claro que la buena relación en la familia de Phirum y los cuidados de su madre hace que nuestro acompañamiento y apoyo se hacen mucho más validos y efectivos.

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La tercera visita fue al pié de la montaña de “Phnom Sompau” nos costó llegar a la casa de Chivoan. Una casita humilde de paja, madera y bambú. Allí estaba sentado en su silla, frente a la huerta de su tío con otros niños. Chivoan tiene 16 años, vive con Chiví, su hermana menor de 14 años. Sus padres se separaron y ellos se quedaron con su madre, que ahora lleva dos años en Tailandia. Actualmente viven con sus tíos que tiene 4 hijos, de manera que son 8 viviendo en esta casita que da cobijo a una familia numerosa que vive de picar piedra. Chivoan no puede coordinar movimientos con lo que es incapaz de accionar su silla de ruedas, tampoco puede escribir aunque sabe las letras en camboyano y también es capaz de saludarte en inglés, que ha aprendido de su hermana Chivi que estudia grado 5 en la escuela primaria de la zona.

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Fue fácil mantener la conversación con Chivoan, nos agradeció en todo momento nuestra visita, y con gran confianza en sí mismo mantuvo un diálogo en el que nos recordó lo diferente que es ahora su vida gracias a la silla de ruedas y también al baño que sus tíos le han construido con nuestro apoyo. La escolarización de Chivoan continúa siendo un reto para todos. Chivi comparte con él lo que aprende en la escuela en sus clases de camboyano, en sus clases de inglés, pero consideramos que es insuficiente y Chivoan merece más oportunidades para poder integrarse activamente en la sociedad con dignidad y con su capacidad intelectual equiparable a cualquier otro niño de su entorno. 

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Después de estas visitas fuimos a “la granja de Otañía” donde Rin y Vet nos recibieron con gran alegría. Rin, mutilado de una pierna por una mina y Vet, con discapacidad por la poliomielitis, son el equipo que lleva esta granja que produce arroz para el Centro Arrupe y da trabajo a familias sin tierra vinculadas a las personas con discapacidad que apoyamos.

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Allí tuvimos una gran comida todo el equipo del “krom cho tau phum” y amigos que nos visitaban. Escuchar y acompañar, alentar y establecer relaciones en términos de amistad y compañerismo es principalmente el trabajo del equipo de “outreach” realiza. Intentamos responder a muchas de las necesidades que las personas retadas por limitaciones que llamamos discapacidad tienen junto a la pobreza que padecen de medios en el entorno rural.

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El equipo de “krom cho tau phum” tiene innumerables proyectos para las personas con discapacidad y sus familias: de vivienda, proveer tierras, dar becas, ayuda a la construcción de pozos, acceso al agua,… pero lo más importante en nuestro trabajo son las relaciones de amistad, el acompañamiento que realizamos.

La amistad y el acompañamiento a Channy, Phirum y Chivoan nos sitúan cercanos a la vida de verdad, ellos son el rostro de Dios que nos toca y nos enseña a escuchar y conocer la dignidad de las personas. Confiamos que con nuestra amistad, con nuestra escucha, con nuestro acompañamiento,  con nuestro apoyo y cariño, su vida también se sienta tocada por la ternura de Dios que hace la vida se transforme y se manifieste lo especial que es cada uno en los ojos de Dios.

Kike Figaredo sj
El día de todos los Santos,
Battambang 2 de noviembre 2009  

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