Tong: consagrarse a los demás

Tong es la sexta de ocho hijos de una pareja de campesinos muy desfavorecida del pequeño pueblo de Tahen. De pequeña su enorme sonrisa, grandes ojos brillantes, pasión por el baile, ilusión por estudiar y alegre presencia escondían la situación complicada a la que se enfrentaba en casa. Su padre, con graves problemas de alcoholismo, abusaba de sus hijos y de su mujer que trabajaba incansablemente como jornalera en varios arrozales intentado sostener a su familia.

Sin embargo, desde pequeña Tong tuvo una disposición y fuerza especial para no estancarse en su propia desgracia y luchar todos los días por salir adelante.  Todos sus hermano habían dejado de estudiar muy pequeños, unos por falta de entusiasmo y otros porque veían la verdadera necesidad de apoyar a su madre en casa y no identificaron ir al colegio como manera de hacerlo. Dejando el desánimo y las críticas de su padre de lado, Tong siguió yendo al colegio pasando de grado a grado con confianza en que sus esfuerzos por estudiar serían lo que sacaría a su familia adelante.

Al empezar sexto se le ofreció la oportunidad de residir en el centro de acogida Metta Karuna de Tahen para centrar sus energías en sus estudios y en su desarrollo personal arropada por una familia que le apoyase y animase. Tong se integró rápidamente en el centro y rodeada de nuevos amigos vivió en el centro Metta Karuna hasta terminar el colegio, siempre entregada a todas las iniciativas y actividades de la Prefectura y como principal bailarina en el grupo de baile.

Después pasó a estudiar Accounting and Finance dos años en Don Bosco de las Salesianas en Phnom Penh. Una vez acabados sus estudios, volvió con ilusión por colaborar con las iniciativas de la Prefectura con una base de educación que le permitía hacerlo más a fondo.

Ahora lleva cuatro años como empleada del proyecto de Outreach para personas con discapacidad intelectual trabajando como profesora especializada y contable. Además es profesora de danza tradicional camboyana en el centro de Tahen donde estudió de pequeña, y continúa bailando en eventos especiales con elegancia y transmitiendo la fuerza de Camboya con ello. Su salario, el único ingreso estable de la familia, cubre los gastos familiares y sirve para apoyar a otros en su casa que aún se encuentran perdidos. Además se ocupa de sus once sobrinos, con especial cariño y atención procurando contagiarles la ilusión por estudiar, por encontrar un trabajo y por ayudar a los más necesitados.

A pesar de los retos a los que se pudo enfrentar y a los que se continúa enfrentando sigue adelante con admirable alegría, vitalidad y esperanza. Vive una vida completamente entregada, dando su tiempo, su energía, su ilusión y su esperanza a los demás: su familia, su comunidad, la Prefectura y las personas más necesitadas de Camboya. Tong es realmente extraordinaria.

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